viernes, 15 de julio de 2016

IRONMAN Frankfurt 2016


Un año de preparación solo con una idea en la cabeza, un año de entrenamientos para un día concreto, un año donde hemos nadado 288 kms , hemos hecho 5.842 kms en bici y corrido 2.026 kms, lo que viene a ser 477 horas de entreno, es decir mas de 20 días enteros. Un año para llegar a Frankfurt.

Así es, un año ha pasado desde el momento en el que me inscribo al IM de Frankfurt hasta hace unos días que disputo la prueba. Ha sido un año muy intenso, con cosas maravillosas, con cambios importantes en el trabajo, cambios en mi vida que la han puesto del revés, un año con éxitos deportivos y grandes fracasos, pero sobre todo un año con unos meses finales muy duros que dejaban muy en el aire el resultado final del IM.

La primera parte de este periodo de preparación se centró en la maratón de Valencia donde salió todo a la perfección, muy difícil que se vuelva a dar una carrera así, pero lo intentaremos. Pocos días después nace mi segundo hijo, lo que coincide con un cambio de proyecto en el trabajo que implica pasar a trabajar de noche. Aceptar pasar a trabajar de noche, con la idea de poder estar más tiempo en casa durante la baja de Bárbara, ha resultado un error mayúsculo que lo he pagado. Lo he pagado descansando muy mal todos estos meses, durmiendo a ratos. Lo que me hacía estar muy mal humor y llegar a los entrenos destrozado. La llegada de Jaime a nuestras vidas ha sido un terremoto y nos ha costado adaptarnos. Especialmente a mi, que durante los primeros meses estaba completamente descolocado. Y para ser sinceros no fue fácil.
Con todos estos factores, el resultado desastroso de la maratón de Boston es entendible. Fue una gran decepción, posiblemente la mayor que me he llevado en mi vida deportiva. Había puesto mucho en esta carrera: tiempo, ilusión y mucho dinero pero todo salió mal. Me volví de Boston con la sensación de que algo tenía que cambiar, sino en Frankfurt el resultado podría ser parecido. Pero no cambio nada, lo único que pude hacer, una vez recuperado anímicamente del palo de  Boston, fue entrenar si cabe con más ganas e ilusión con el nuevo objetivo. En el fondo con un sensación de jugármela a una carta y que si volvía a salir mal tenía que replantearme todo. En estas circunstancias he preparado este IM, posiblemente en los meses más duros de mi vida, saliendo a entrenar casi siempre muy cansado, durmiendo muy poco y mal, muchas veces con muy pocas ganas. Seguramente no es nada nuevo para los que preparan pruebas de larga, tienen dos hijos y un trabajo en horario infernal. Pero para mí ha supuesto un doble reto prepararlo y que en muchas ocasiones todos estos problemas fueron un aliciente para sobreponerme y sacar los entrenamientos.


Y en estas circunstancias me presentaba en Frankfurt , con muchas dudas, cierto es que los triatlones que hicimos como preparación salieron todos muy bien pero nunca las tienes todas contigo. Con toda la preparación hecha tal cual, sin salirme ni una coma.

El eslogan del IM de Franfurt dice que nadie organiza Trialones como los alemanes, pues debe ser verdad porque la prueba es de diez. A cualquiera que ame este deporte debería venir a una prueba de este tipo, es cierto es muy caro, pero sinceramente merece la pena. Aunque el trasporte de la bici a la T1 es mejorable......




El día de la prueba antes de las tres de la mañana ya estábamos despierto. No por nervios y si por  las ganas de que empezara la fiesta. Llegue con mucho tiempo a la salida, la idea era hacerlo todo tranquilamente y sin agobios, y sobre todo saboreando cada segundo de estar viviendo ese momento. Todo pasa muy rápido y sin apenas darte cuenta estas en él cajón de salida. Lo tengo claro y me meto en el cajón de menos de una hora. Allí me encuentro con mis amigos de aventura Nico y Mariano. Ambos muy concentrados y cada uno con sus cosas en la cabeza.





 Y comienza la prueba, todo parece ir muy bien pero al poco tiempo, coincidiendo con la finalización del primer tramo de natación, al ponerme de pie noto un tirón en cuadriceps de la pierna derecha por delante. Camino los 20 metros que hay que hacer por la orilla antes de comenzar el segundo tramo como puedo. Al volver a tirarme al agua de repente la pierna como un palo. No me lo podía creer, no podía moverme. Me dolía tanto que era imposible nadar y solo llevaba 23 min de prueba. Estoy tan fastidiado que veo que no puedo seguir y me tengo que volver a la orilla. Durante un rato me quedo boca arriba, colocándome el neopreno en la zona afectada, notaba como que me presionaba mucho y quizá de aquí el problema. Una vez en su sitio el neopreno decido seguir, no estaba dispuesto a tener que salirme. Durante unos 5 min estoy nadando sin poder usar la pierna derecha.  Poco a poco, la molestia va desapareciendo y puedo volver a nadar a buen ritmo, incluso acabar rápido. La molestia no se ha ido y de hecho me acompañara durante toda la prueba amagando con reproducirse, pero no me va impedir competir en condiciones pero es como un fantasma que no se irá. Al final la natación la pude hacer en menos de una hora.


La bici se dio muy bien. Un recorrido a dos vueltas por un terreno donde se podía rodar y dar vida a la bicicleta, pero a la vez con algunos repechos que te exigían y sin olvidarse del viento que nos acompañó durante toda prueba. Diferenciando una primera vuelta muy rápida, como a unos 36km\h de media y con unas sensaciones buenísimas, disfrutando de lo que estaba haciendo. Me sentía fuerte. Luego la segunda vuelta ya me la tomé con más "calma", guardando algo de fuerzas para la maratón. En esta vuelta los repechos se hicieron más duros y el viento parecía más fuerte, seguramente el cansancio tenía algo que ver. Al final una media de 34km/h, creo que esta bastante bien. 


Cuando te bajas de la bici después de más de cinco horas siempre es una incógnita como se encontrara tu cuerpo y cómo reaccionará a otras tres horas largas de carrera. Pues en esta ocasión las sensaciones fueron muy positivas y me encontré muy bien. Nunca tuve la sensación de estar vacío o excesivamente cansado. Durante toda la maratón intenté correr con mucha cabeza, con la idea de mantener un ritmo constante hasta el final. Y creo que lo conseguí. Nada más empezar a correr el objetivo era buscar al equipo animador, estaba preocupado porque estaba lloviendo y no sabía nada de ellos en todo el día. Desconocía cómo se habría podido organizar Bárbara con los dos peques ella sola. Sin rastro del equipo animador en la primera vuelta. Ésta sin duda fue sin duda la mejor vuelta, corriendo a 4:30 y sin mucho problema.


En la segunda ya pude ver a mi equipo animador, los pobres estaban debajo de un puente resguardándose de la lluvia, qué alegría!, qué tranquilidad verles bien y qué subidón!. También les pude ver en la tercera. Son de esas cosas que te dan un chute de energía y de ánimos para continuar. Un par de palabras y unos besos son más que suficientes.


La segunda vuelta también iba muy bien pero al final de la misma tuve que hacer paradita al baño. Eso te hace perder unos cuantos minutos que te destroza la media, pero eso era lo de menos porque me encontraba con fuerza y muy motivado. En la tercera tuve que hacer otra parada técnica, pero la cosa seguía marchando. Y en la última vuelta lo que apareció fue él hambre, me hubiera comido un avituallamiento entero sin dudarlo. Hice alguna parada para alimentarme y beber bien. Pero pude correr todo el rato.


Y de aquí a la meta. Te acercas mirando de un lado a otro, buscando al resto del equipo, pero no das con ellos. Mucho ruido, mucha gente, muchas emociones que hacen que nos los encuentres. No sabes si están, si han podido llegar a la meta y te quedas con las ganas de darles un beso y darles las gracias por su apoyo. Enfilas los últimos metros y solo sientes alegría. Todas las horas de entrenamiento, de sacrificios y de las 10 horas de prueba, se compensan con el último minuto de carrera. Es imposible explicar lo que se siente. Te das cuenta que ha merecido la pena. Felicidad máxima. Pero es un momento que pasa tan rápido y da pena no poder revivirlo una y otra vez. Daría lo que fuera por guardarlo en una cajita. Pero bueno, quizá sea eso lo que lo hace tan especial. Cuando me preguntaban por el objetivo de este IM lo tenía claro, uno acabarlo y dos acabarlo corriendo, y ambas cosas las conseguí.



Al final 10h 12min 10seg, con la sensación de haber hecho una buena carrera y haberme dejado todo, pero sobre todo con la sensación de haber corrido con mucha cabeza. Y eso me llena de satisfacción. De no ser por, el problema del agua, de haber pecado de un poco conservador en la bici, de las paradas técnicas en la carrera a pie y algunos otros detalles ..... Podría haber estado por debajo de las 10 horas y eso en un IM ya son palabras mayores.

En resumen que estoy muy contento.

Cosas que he aprendido de este IM y de su preparación.......y que tengo que aprender:

- Aprender a sufrir y disfrutar entrenando. Con algunos entrenos infinitos que parecen que nunca acaban, pero que funcionan. De hecho la maratón a 4 vueltas me preocupaba por el rollo de las vueltas, pero lo lleve muy bien.

- He aprendido a ser constante en la bici, sin quemarme por perder posiciones. La gente monta mucho y ver cómo vas perdiendo posiciones, con cuentagotas pero perdiéndolas, es frustrante pero lo lleve muy bien centrándome en mi carrera. Me falto un poco de chispa en la segunda parte de la bici, parte por conservador pero ya no subía igual de fresco y el ritmo lo noto ligeramente. Eso habrá que mejorarlo.

- Del agua estoy muy contento de cómo estoy nadando. Me permite salir mucho más fresco a la bici.

- Tengo que aprender a respirar en el agua por ambos lados, quizá así tenga menos molestias musculares.

- Tengo que mejorar mi tonificación muscular en la zona abdominal y lumbar, es la zona más cansada que me note tras finalizar la prueba. Creo que es importante para ir tanto tiempo aclocado.

- Me falta un poco de fuerza en las subidas en la bici

- He aprendido lo bien que me vino casi no hacer nada en la última semana y llegar descansado. Solo dos sesiones de agua muy tranquila.

- He aprendido a disfrutar del camino que me ha llevado a Frankfurt, ha sido muy duro y con momentos muy complicados, pero he disfrutado de todos los entrenamientos. Como me dijo Mariano al retirarse el otro día, esto es una forma de vida a y va más allá sólo del día de la prueba, el día D es un día especial pero nada más. Y creo que lleva mucha razón. La gente que preparamos larga, creo que somos algo distintos.

- He aprendido a frenar mis ansias de siempre querer hacer más de lo que me correspondía, muchas veces tenía la sensación de hacer poco entreno para un IM, pero aquí el resultado.
He aprendido a mis casi 40 años que este es el deporte que me llena y que me ha enamorado. Y que quiero seguir haciendo, y aunque mis circunstancias sean muy complicadas no quiero dejar de hacerlo.

Por todas estas cosas y muchas más quiero seguir haciendo este deporte. Disfrutando y mejorando como hasta ahora. Lo hemos estado hablando Bárbara y yo mucho en casa, si seguir por este camino o bajar un poco las expectativas de la distancia, pero esto es lo que me gusta y quiero seguir haciéndolo. Y con el apoyo de Bárbara será un poco más fácil.


No se me puede pasar dar las gracias a todas aquellas personas que me han apoyado en todo este año (familia, amigos y compañeros del equipo). A mi equipo el CTOA, que me ha metido este gusanillo en el cuerpo y que siguieron con gran interés mi participación en el IM. Mención especial a los "Tri-Tullidos" que consiguieron emocionarme con sus mensajes y seguimiento, o sabéis como os lo agradezco chicos.
Y especialmente a Daniel Rodríguez (Personal Running), mi entrenador que ha hecho un trabajo excepcional que me ha preparado para llegar en las mejores condiciones y que cuento con el para seguir con esta locura.

El año que viene habrá otro Ironman por las mismas fechas. Y creo que podemos hacerlo mejor. Es más, quiero hacerlo mejor.

Nacho

sábado, 2 de enero de 2016

Maratón Valencia 2015 - La tiranía de un reloj



Soy Sub 3¡¡¡¡¡¡¡¡

A muchos no les dirá nada y a otros podrá parecer una tontería el hecho de bajar de las tres horas en una maratón. Pero para muchos de los que nos hemos enfrentado a esta distancia en alguna ocasión es como una línea objetivo, que muchos no consiguen llegar y que en las primeras carreras era algo impensable. Pero a día de hoy puedo decir que……

CONSEGUIDO¡¡¡¡¡


Hace ya más de un mes que corrí mi undécima maratón, sin contar la de IronMan de Lanzarote, y esta vez fue en Valencia. Once maratones, no está nada mal y ya empieza a ser un número importante. Releyendo la crónica de Paris puedo decir que el maratón de Valencia, que corrí el pasado 15 de Noviembre, es una continuación del trabajo bien hecho, de un bagaje y experiencia deportiva, que hace que los resultados afloren. Por supuesto una vez más de la mano de Dani y su equipo de Personal Running, que ha conseguido que baje en 7min y 37 segundos mi marca. Una pasada.

Todas las maratones que he corrido han sido distintas, cada una es completamente distinta. Las sensaciones, el objetivo inicial, como se desarrolla, el resultado final, las molestias, la preparación, etc……. Pero por si algo recordaré esta es por el reloj y por el control desde el primer momento del tiempo de carrera. Era la primera carrera que corría con un objetivo claro de tiempo, que era bajar de las tres horas, no corría para hacer 2:55 o 2:58. Con 2:59:59 objetivo cumplido. Y con esa mentalidad afronté la carrera.


El reloj es un verdadero tirano, no tiene escrúpulos y no para bajo ningún concepto. Como aflojes por el motivo que sea te pasa por encima sin piedad. Y cuando eso ocurre normalmente ya no lo vuelves a recuperar. Cuando corres con un objetivo de tiempo puede llegar a ser una obsesión y ver que se te escapa el tiempo objetivo en una carrea tan larga puede ser muy duro. A mí no me obsesionó demasiado, quizá porque no estaba al 100% convencido de poder alcanzarlo, pero si sabía muy bien cuál era el objetivo y sabía cómo conseguirlo. Desde luego cuando me puse en la línea de salida si algo tenía claro era que lo iba a intentar.

Los primero kms iban pasando sin problemas, las sensaciones eran muy buenas, sin molestias con un ritmo cardíaco bueno, siempre sin pasarme de pulsaciones, cierto es que iba un poco más rápido del plan previsto pero sentía que no me estaba pasando, los ritmos eran de 4:11 a 4:13. Estaba corriendo rápido pero siempre controlando y sobre todo no dejándome llevar por las emociones, podía ir más rápido pero sabía que eso pondría en peligro el objetivo final. Luego a partir del km26 o 27 me llego el mensaje de Bárbara diciendo que iba demasiado rápido, que corriera con cabeza, que me acordara que era una carrera MUY larga y debía controlarme…………. Así que a propósito bajé un poco el ritmo, siendo consciente que tenía como dos minutos de ventaja sobre el globo de las tres horas fui administrando esa ventaja, pero siempre controlando ya que podría ir apretando más pero no quería tirar por la borda toda la carrera en los últimos kms. 

Así que me puse a correr a ritmos entre 4:15 y 4:20. Esta táctica me fue bien, hasta que en el km 38 me alcanzo el globo de las tres horas. Jo, no me lo podía creer, no sabía que había pasado, si había calculado mal o es que ellos iban más rápido de lo previsto. Durante un rato pensaba que se me escapaban, de hecho al algún momento se me fue como 100m o 150m y veía que no podía alcanzarlos y en mi cabeza empezó a rondar la idea de que se me escapaban las 3horas. No desesperé y tiré de corazón para que no se me escaparan. El pulso en los últimos kms se disparó a más de 155 ppm, casi a mi tope. Pero no me rendí, los alcancé y pude entrar por delante de ese dichoso globo.



Seguramente ellos apretaron en los últimos metros para asegurarse entrar en las 3h y cuando ya vieron que lo tenían seguro aflojaron, que fue cuando les pillé, pero os puedo asegurar que los muy ******* me hicieron pasar un mal rato. Pero por otro lado puedo decir que fue toda una experiencia deportiva esos últimos kilómetros y que me pusieron a prueba en todos los sentidos. Físicamente y sobre todo mentalmente, lo que hizo que pudiera sacar lo mejor que tenía dentro.

Perseguido por el globo de 3:00
Como dije al principio para muchos este objetivo no le dirá nada, pero a mí me hace muy feliz, ni en mis mejores sueños cuando empecé a correr podía pensar en alcanzar una marca así, pero la he conseguido. Y la única clave ha sido el trabajo, la constancia, el estar bien rodeado y bien acompañado.

¿se podrá mejorar? Ya estamos trabajando en ello y veremos hasta donde llegamos.

Próxima parada: Maratón de Boston 2016


P.D.: Gracias Papa por compartirlo conmigo. Inolvidable.


domingo, 31 de mayo de 2015

IRONMAN Lanzarote 2015




Lo que empezó, como una idea un poco loca en una cena de amigos en casa y sellada con un brindis, llegó hacerse realidad el pasado sábado. De esto hace más de un año y entonces se veía muy lejano. Parecía que no iba a llegar el 23 de mayo nunca. No nos vamos a engañar, ha sido un viaje largo, con paradas en Nueva York y Paris, hasta llegar a Lanzarote. Un viaje con momentos duros, con muchos sacrificios pero sobre todo un viaje que he disfrutado desde el primer minuto.  Por supuesto este viaje no lo he hecho solo. De la mano de mi entrenador Daniel Rodríguez y su empresa de entrenamiento personal (PERSONAL RUNNING) he podido llegar en las mejores condiciones posibles. Y por supuesto, sin el apoyo de la familia (aunque  no siempre me entienden del todo), de mi chica (que siempre está cerca en los momentos más difíciles) y de abrazos del peque (que te dan la vida después de entrenos interminables), literalmente hubiera sido completamente imposible afrontar este reto.



Para esta aventura, además de Bárbara y Álvaro, animadores habituales, tuve la fortuna de que me pudieran acompañar mis padres. No dudaron ni un segundo en venirse a Lanzarote y acompañarme para vivir conmigo la prueba y los días previos. Fueron de gran ayuda y un apoyo importante para que todo saliera bien, tanto los días antes ayudando en todo, como el dia de la carrera. Sin su ayuda inesperada, no hubiera podido acabar como lo hice (luego os lo cuento). Su presencia lo hizo más especial aun. Muchas gracias, no lo olvidaré nunca.




Hace unos años tuve la suerte de conocer Manu, un compañero de fatigas en este mundo del triatlón, además de compañero de trabajo. Sin dudarlo, se apuntó a este reto desde el primer momento. Como él dice, este tipo de retos en compañía los hace un poco más especiales si cabe. Cuando te planteas retos de este estilo es muy difícil encontrar a gente que te siga, con la cual compartir toda la preparación y sobre todo que te comprenda. Pues con Manu, lo encontré. 



Voy a intentar explicar de la mejor manera posible lo que viví durante las algo más de 13 horas en las que estuve compitiendo. Va ser complicado ya que fue un carrusel infinito de sentimientos y de cambios de ánimo. En mi vida había disfrutado y sufrido tanto a la vez.
Llegamos tres días antes a la isla en un vuelo muy temprano. Era la tercera visita a la isla y lo primero que me llama la atención es el viento que hace. En ninguna  de las otras dos ocasiones había vivido algo parecido. El viento era muy fuerte y hacía muy peligroso montar en bici. El día que salimos a probar que la bici estaba bien, nos volvimos rápidamente a casa porque era imposible montar, nuestro único objetivo era no caernos. Tuvimos algún que otro aviso de irnos al suelo pero no fue a más. Según pasaron los días el aire iba disminuyendo, pero no mucho tal y como al final se vio el día de la carrera.


¿A quien se le ve mas preocupado?

Y llegó el día: a las cuatro de la mañana ya estaba sonando el despertador. Pude dormir bastante bien, no muchas horas pero las que dormí fueron buenas. Me encuentro bien, increíblemente estoy tranquilo, muy confiado de que las cosas van a salir bien. Duchita, preparar los bidones y a desayunar con mis padres. No quiero desayunar mucho, me da miedo llenarme mucho y que luego tenga problemas con la tripa. Unos cereales, algún bollo y algo de fruta.

A las cinco y media de la mañana estamos llegando a la playa. Hay muy buen ambiente y muchísima gente. Doy los últimos retoques a la bici, veo que esta todo en su sitio: ruedas, bebidas y alimentación. Todo pasa muy rápido, en seguida estoy en la playa terminando de ponerme el neopreno. Afortunadamente veo muy pronto a mi grupo de animadores que me dan una tranquilad increíble con sus abrazos y besos. Lástima que no puedo ver a mi padre, me falta su abrazo pero sé que está muy cerca entre toda esa gente y que seguro que me está mandándome toda la fuerza.



Para tomar la salida me pongo en el grupo delantero, no con los primero pero bastante adelante. Me encuentro fuerte y con muchas ganas, estoy seguro que puedo hacer una natación buena y en un tiempo cercano a la hora. Un minuto para la salida y no dejo de buscar con la mirada a Bárbara y Alvaro, sus sonrisas me calman. Cojo aire, suena la bocina y al agua. Enseguida estamos nadando, cuesta mucho hacerse un hueco y los primeros metros recibo palos por todos los lados pero en ningún momento me agobio por eso, sigo a mi ritmo sabiendo que en cualquier momento comenzaré a nadar tranquilamente. La verdad que ese momento se hace esperar y solo a la mitad de la primera vuelta ya se puede nadar sin recibir muchos palos. Completo la primera vuelta y mientras paso por la playa para volver al agua me da tiempo a ver el reloj y veo que salgo en 30 minutos, el plan va perfecto. También me da tiempo a saludar a los míos que me gritan con todas sus ganas y me entra un escalofrío al verles. Empiezo la segunda vuelta y ya cambio un poco el chip, empiezo a pensar más en mis piernas y reduzco considerablemente el ritmo de patada para intentar llegar con ellas lo más descasadas posibles. En esta segunda vuelta me doy cuenta que hay algo más de viento  y noto más la corriente, no sé si por ir más solo nadando o porque las condiciones cambiaron. El caso es que, entre la corriente y un nado un poco más conservador, paso la segunda vuelta en 34min. Aunque esta segunda vuelta es más lenta en conjunto es un buen tiempo, lo hubiera firmado antes de comenzar. 1h 05min que implica salir en con los 250 primeros atletas, lo que hace que salga súper motivado. Sin apenas fatiga por la hora nadando, me dirijo a la T1.



En esta primera transición me lo tomo con calma, busco un hueco para quitarme el neopreno y vestirme de ciclista mientras unas voluntarias te untan de crema solar. Noto que tengo el pulso alto y eso me hace cometer algunos errores como ponerme el culotte al revés o no acertar a abrocharme la cremallera de la parte de arriba. Entre que me lo tomé con calma y estas cositas, fue una T1 muy lenta de casi de unos 10 min.

Y comenzamos la bici, con muchas ganas y sabiendo que iba a ser muy largo. De salida en la bici tengo tres objetivos que son: comer bien, no caerme por el viento y llegar con piernas para luego correr. Los primeros metros parece que no hay tanto viento pero es un espejismo ya que nada más salir de Puerto del Carmen el viento nos golpea con toda su fuerza. 

Primeros metros

Los primeros kilómetros son muy duros, en cuestas donde seguramente las subirías con plato y a buen ritmo, tienes que ir con casi todo el desarrollo metido y apenas avanzas. Ves como todo el mundo sufre muchísimo para superar repechos de apenas unos kilómetros que se convierten en auténticos puertos. Aquí es donde me doy cuenta que va ser una bici muy dura y de supervivencia.  El primer momento donde empiezo a disfrutar de verdad es en el tramo de El Golfo, primero porque es un lugar mágico y luego porque es uno de los pocos tramos del recorrido donde el viento es a favor y se puede ir rápido. Empujo todo lo que puedo, me encuentro bien, grito, me animo y me emociono al darme cuenta que estoy corriendo un IRONMAN.

Volando por el Golfo

 A la entrada al parque de Timanfaya el viento nos vuelve a dar en el morro con toda su fuerza. La famosa recta de entrada al parque con sus toboganes siempre apuntando hacia arriba se hace muy larga. Pero eso no evita que te quedes con la boca abierta contemplando el impresiónate paisaje. Una vez alcanzada la cima del parque de Timanfaya, largo tramo de bajada hacia La Santa, no se puede ir todo lo rápido que te gustaría ya que el viento es un continuo freno para avanzar rápido. De La Santa a Famara, otro tramo precioso pero para mi muy peligroso, el viento entraba de lado y la bicicleta no dejaba de dar bandazos. A pesar de llevarme algún que otro susto, lo pude superar sin incidencias. Eso sí, frenando más de lo que me hubiera gustado. Una vez llegado a Famara empieza la parte más dura de la carrera con la subida a los dos miradores. La primera parte es más tendida y con viento a favor lo que la hace muy llevadera; pero cuando giramos a la derecha para ir dirección a Teguise, el viento sopla con más fuerza que nunca. En Teguise tengo una gran alegría al ver a mi equipo de animadores en una rotonda, incluso me da tiempo a chochar la mano con mi madre. Es como un chorro de aire fresco, lleno de energía para lo que se me venía por delante. La subida a mirador de Haria fue un verdadero infierno, el viento lo convirtió en un verdadero suplicio y solo el sándwich de Nocilla que tenía en el avituallamiento especial en la cumbre me motivaba a seguir tirando. Incluso cayeron algunas gotas de lluvia. 


No lo había contado pero toda la parte norte de la isla estaba cubierta por las nubes y para nada había sensación de calor. Una vez coronado el puerto y habiendo hecho una parada cortita para reponer fuerzas hacemos el descenso hacia Haria, entre fuertes golpes de viento y temblores por el frio que estaba pasando. La subida al Mirador del Río fue es más llevadera, quizá sean esas vistas que te hipnotizan cuando llegas a tramo final y ves la isla de la Graciosa desde todo lo alto. Te emocionas, alguna lágrima cae e intentas guardar en la memoria cada instante porque sabes que estás ante un momento que nunca olvidarás. Parece que lo más duro está hecho.

Últimos metros del Mirador del Río
Comienza el descenso, sin tomar más riesgos de los necesarios. 


Al llegar a Arrieta vuelvo a ver a mi equipo animador. Emoción máxima de nuevo. No se lo puedo decir pero no saben los que les agradezco ese esfuerzo y paliza que se dan para solo verme unos segundos. Pero esos segundos me dan alas para seguir tirando. Parece que ya esta todo hecho pero para nada, al llegar a Tahiche (km 132) aun quedan como 35kms de subida, que si bien no son muy duros, ya pican en las piernas y la cabeza la tengo como un bombo de tanto aire. Los últimos kms hacia el puerto del Carmen me los tomo muy tranquilos, intentando recuperar las patas que aún queda una maratón. Al final 6 horas  49 min, más lento de lo esperado pero para las condiciones que había, es para estar más que contento.

Llegada a la T2

Me bajo de la bici y las primeras sensaciones son buenísimas, sin calambres y puedo correr hacia mi bolsa. Alegrón total. Al recoger la bolsa, de nuevo mi equipo animador, ahora si que me paro a intercambiar unas palabras. Esta segunda transición también es tranquila, me cambio de ropa, un poco de cremita de las voluntarias, un pis y listo a correr.
La maratón son tres vueltas, una de 22 kilometros  y dos de 10kms.


Empiezo bien, con mucha fuerza, haciendo los primeros kilometros  por debajo de 5 minutos el kilómetros, me doy cuenta que quizá voy muy rápido y que la carrera es larga, por lo que decido bajar el ritmo a propósito para poder correr durante toda la carrera, que es el objetivo último. En los avituallamientos paro para beber, comer algo y sigo de inmediato. 



Todo va fenomenal hasta el final de la primera vuelta. Sería por el km 18 ó 19 cuando la tripa empieza hacer de las suyas. Me duele mucho toda la zona abdominal y de los riñones. Es tan fuerte el dolor que no puedo correr, y apenas puedo andar. La rabia me invade, es muy frustrante porque de piernas y de cabeza voy bien pero es dar un paso y duele mucho. En ningún momento se me pasa por la cabeza retirarme y tiro para adelante aunque sea andando y con la esperanza que se pase en algún momento. 




Esto sería el km 21, me pasé caminado casi 11kms. Incluso durante un rato me dió tiempo a que mi madre me pasara por teléfono a mi hermano Pablo y a Marina. Fue una charla muy divertida, que sirvió para animarme sacándome una sonrisa y que me vino muy bien para lo que aun quedaba por delante. Afortunadamente mi equipo animador consciente de mi problema estomacal, tiene la brillante idea de comprarme un protector de estómago. Esto sería por el kilometro 31, es decir final de la segunda vuelta.


Esta foto lo dice todo

Pues bien, fue como una poción mágica y rápidamente el dolor disminuyó una barbaridad, tal fue la mejoría que pude volver a correr, y correr a ritmos parecidos al principio. Como hubiera cambiado la cosa si me hubiera tomado esa pastilla antes. Pero bueno, pasamos el bache y pude disfrutar de los últimos kilómetros.


Sufrimiento máximo

Y si digo disfrutar, no sé cómo describir esos últimos instantes pero  son de la cosas más alucinantes que he sentido. De repente te invaden un montón de sentimientos, de pensamientos de sensaciones……. Todo pasa tan rápido que pierdes la noción del tiempo, incluso cosas que tenías planeadas hacer al llegar a la meta no sabes cómo hacerlas y te bloqueas (esto es para Bárbara). Pero de lo que no me olvidaré nunca es de llegar a los últimos 15 metros y ver a Bárbara apostada en una valla y darla un abrazo. No recuerdo la conversación que tuvimos pero me quedo con su sonrisa y ese abrazo. Me quedo con levantar la mirada y ver sentada en un banco a mi madre que agita su brazo para que la vea, con una sonrisa de lado a lado de la cara y con Álvaro en el otro brazo, había caído rendido después de un día animando sin parar, y está durmiendo en sus brazos. Intento buscar a mi padre pero no le veo, me pasa lo mismo que en la salida, le busco pero no le veo pero sé que esta y que debe estar muy contento. Lo siento. Me dirijo a la meta, me echo las manos a la cabeza porque no me creo que lo haya conseguido. Me emociono y los ojos se me empañan. Cruzo la meta y te das cuentas que todos los sacrificios que hecho durante todos estos meses han merecido la pena.




Alegría máxima

Al final unas 13 horas 14 minutos 13 segundos. Pueden parecer mucho tiempo pero pasó volando. Puedo decir que sufrí y disfruté como no lo había hecho en mi vida. Alcanzando una felicidad máxima.


Objetivo cumplido

Nada más cruzar la meta me encuentro con mi compañero de fatigas Manuel Gutierrez, nos abrazamos y nos damos la enhorabuena. Este tío ha hecho un carrerón y llegó un rato antes que yo a la meta. Se lo merece, ha trabajado mucho para llegar aquí y las cosas le han salido bien. Me alegro mucho por él, ya que se merece lo mejor, he descubierto una gran persona y su amistad es una de las cosas que me llevo de toda esta experiencia que hemos compartido desde el primer momento.


Con el gran Manu, luciendo medallas

No me quiero olvidar de mi compañero de equipo, Alex, hizo un carrerón espectacular. Conociéndole, no esperaba menos. Eché mucho de menos el verle en meta y poder darle un fuerte abrazo. Alex es para quitarse el sombrero como atleta pero es mucho persona cuando le conoces. Me alegro mucho de como te salieron las cosas, tenemos que empezar a pensar en la próxima.

Ya hace unos días que volvimos y la recuperación está siendo muy buena, físicamente sin apenas secuelas estoy muy sorprendido pero psicológicamente me ha dejado un hueco muy grande. Me está costando volver a la normalidad. Tengo que ver cómo plantearme mi futuro deportivo y hacia dónde orientarlo.

Para los que habéis aguantado todo este rollo hasta el final os espera una sorpresa. Como he escrito antes el alcanzar este objetivo y todo lo que ha llevado ha representado la felicidad máxima. Y gran parte de culpa de esta felicidad es porque dentro de unos meses el equipo animador de este IRONMAN en construcción va a ser uno más. Voy a ser padre de nuevo.

Qué más puedo decir.


Va por todos vosotros
GRACIAS

Nacho